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Noche de Ronda

¿Tienen derechos los animales?

Hace unos meses la Cámara Alta del Parlamento alemán, el Bundesrat, votó a favor de incluir los derechos de los animales en la Constitución, convirtiéndose en el primer país europeo en hacerlo.

Actualmente hay grupos que consideran la caza un asesinato y a los cazadores asesinos. Otros matizan la caza de subsistencia, con la que no habría objeción moral y la deportiva, que carece de toda justificación. La mayor o menor gravedad de la caza se hace depender de la mayor proximidad filogenética de la presa. La peor sería, pues, la caza de humanos. Después vendría la de chimpancés, gorilas, orangutanes, elefantes, delfines, los demás mamíferos, las aves, los reptiles y finalmente los insectos. La mayor o menor gravedad moral está determinada por la mayor o menor semejanza con nosotros mismos. Semejantes consideraciones merecen de estos grupos otras actividades humanas frecuentes, como la experimentación con animales de laboratorio o los festejos tradicionales en los que, como en el caso de las corridas de toros aquí mencionado, se maltrata a ciertos animales.

No negaré la gran inteligencia y sensibilidad de algunas especies animales. Todo el que ha sido dueño de un perro es capaz de entender esto perfectamente. No es, sin embargo, la mayor o menor inteligencia, o la mayor o menor sensibilidad, que pudiera ser comparable con la de otros seres vivos, la determinante de la personalidad.

Por ello, la primera impresión que siento ante la expresión "derechos de los animales" es la de perplejidad. Porque los animales no tienen derechos. Los animales, con todo lo inteligentes y sensibles que puedan llegar a ser, son cosas.

Los derechos son genuinamente humanos. Solo las personas físicas y las personas jurídicas, en cuya base hay personas físicas, pueden ser sujetos de derechos subjetivos. Sin embargo, la Liga Internacional de los Derechos de los animales y las ligas nacionales afiliadas tras la III reunión sobre los Derechos del Animal, llegaron a cometer la necedad de la proclamación, en 1978, de una "Declaración Universal de los Derechos de los animales", aprobada por la UNESCO y posteriormente por la ONU, cuyo artículo primero dice: "Todos los animales nacen iguales ante la vida y tienen los mismos derechos a la existencia". Texto semejante en su literalidad a los que se refieren a genuinos derechos humanos. Lo que me obliga a aproximarme al concepto de derecho, para llegar explicar adecuadamente la expresión "Derecho de los animales", y lo incorrecta y confusa que resulta.

Todos solemos tener una idea de lo que es el derecho, pero cuando se nos hace la pregunta concreta, para que la respondamos: ¿qué es el derecho? Entonces surge el problema, pues es una palabra polisémica, cuyo significado hay que buscarlo en el contexto en que se pronuncia. La primera lección de Teoría del Derecho suele tratar, precisamente, de aprender a diferenciar los distintos significados de derecho, en distintos contextos. Se suelen poner como ejemplo frases que contienen la palabra "Derecho", pero con distinto sentido, como: "no hay derecho a que tu jefe te trate así", "en el derecho español ese caso no está contemplado" o "el derecho a la vivienda es objeto de un congreso internacional". En estas frases la palabra "derecho" unas veces hace referencia a un hecho social, otras a normas jurídicas existentes y otras al valor justicia. Algo dispar, aunque confluyente en la experiencia jurídica, como la sociología jurídica, el ordenamiento jurídico positivo (las leyes existentes) y la filosofía del derecho (la justicia y el deber ser del derecho).

Hay que buscar el significado de "derecho" en la expresión "derecho de los animales", que pretendo enfocar más desde el campo de la filosofía del derecho. Una de las formas clásicas de ver los derechos y deberes, como reglas de juego del cuerpo social, es como un contrato de pertenencia a la sociedad asumido inconscientemente por todos sus miembros; a cambio de la renuncia a parte de sus libertades innatas, trabadas por una serie de obligaciones sociales, las personas obtienen unos derechos, que no son más que la otra cara de la moneda de las obligaciones de las demás personas integrantes del cuerpo social. Mi derecho a la vida no es más que mi visión subjetiva de la obligación de todos los demás de no matarme, y viceversa. Todos los derechos derivan, por tanto, de la capacidad humana de asumir obligaciones sociales. El derecho "más que un objeto de la actividad del hombre, es la actividad humana misma en el seno de las relaciones sociales" (Soriano).

El criterio para que un ser tenga derechos, por tanto, es la moralidad. Tibor Machan, por ejemplo, filósofo y profesor de ética empresarial en la Universidad Chapman en Orange, California, afirma: "Tales derechos se podrían erigir solamente si los animales se convirtieran en agentes morales, pero no lo son". Otro crítico es Roger Scruton, filósofo y autor de Animal Rights and Wrongs. Escribiendo en el Times de Londres el 7 de mayo de 2004, Scruton comentaba la propuesta del gobierno británico de establecer una Ley de Derechos de los animales. Dar derechos a los animales es "una degradación de los seres humanos" defiende Scruton. Si damos derechos a los animales, explica, "los ponemos en el mismo plano moral que a nosotros mismos". Pero esto no tiene sentido para él. Los humanos hacen "elecciones libres basadas en la evaluación consciente de alternativas", observa. "Ejercemos sobre nuestras vidas una soberanía que pedimos a los demás que respeten, y a quienes a su vez debemos respeto. Somos responsables de nuestras acciones, e intentamos resolver los conflictos más por el acuerdo que por la fuerza. En definitiva, somos seres morales. Ésta es la causa por la que el concepto de derecho nos es útil".

Una exposición más detallada sobre el tema se encuentra en Applied Ethics: A Non-consequentialist Approach, del profesor de filosofía de la Universidad de Reading, David S. Oderberg. Que un animal sea un sujeto en el sentido psicológico, percibiendo dolor y placer, no es lo mismo que decir que sea un sujeto en el sentido moral, con derechos y deberes, explica. No hay evidencia, afirma, de que los chimpancés o cualquier otro animal tengan conciencia "en el sentido de ser capaz de pensar sobre sus propios pensamientos, de reflexionar sobre su propio proceso de razonamiento, de hacer juicios sobre sus propios juicios". "Los seres humanos tienen derechos porque los seres humanos saben por qué hacen lo que hacen", afirma Oderberg.

En cuanto a los niños, los seniles o dañados cerebralmente, también tienen derechos debido a su verdadera naturaleza de seres capaces de autorreflexión consciente. Son seres morales en potencia. Los animales deben excluirse de la categoría de portadores de derechos, porque no tienen voluntad libre. No pueden decidir entre lo correcto y lo incorrecto en el sentido de deliberar entre líneas de conducta, y de proponerse hacer algo bueno en vez de malo.

Aunque todo eso no quiere decir que no podamos seguir defendiendo el bienestar de los animales, del modo que se viene haciendo; pero debe ser teniendo claro que cuando hablamos de animales no hablamos de lo mismo que cuando hablamos de personas, y que no pueden tener derechos. Constituye una deontología. Las razones de este comportamiento deseable tienen que ver con pensar que la manera que tenemos de tratar a los animales es un indicador de cómo somos capaces de tratar al hombre. "La compasión por los animales está íntimamente conectada con la bondad de carácter, y se puede afirmar con seguridad que aquel que es cruel con los animales no puede ser un buen hombre." (Schopenhauer). "Es la compasión del hombre hacia los animales lo que le hace un verdadero hombre". (Albert Schweitzer).

Creo, ciñéndome ya al objeto de este hilo, que es loable buscar el fin de los festejos populares que implican el sufrimiento de animales, porque esto indicaría que hemos llegado a ser mejores personas, pero no que este fin deba ser conseguido mediante la prohibición legal, mucho menos si esta prohibición está basada en el otorgamiento de supuestos "derechos" a los semovientes. Eso sería una incorrección jurídica equivalente a aquel precepto de nuestra Constitución de 1812, que en su Artículo 6 declaraba obligación de todo español el ser justo y benéfico, precepto que por su ingenuidad produce sonrojo. Es loable ser bueno, pero no puede ser obligatorio.

Concluyo finalmente que no estoy de acuerdo con ninguna ley que restrinja en forma alguna el derecho de una persona a manejar sus bienes, y entre ellos sus animales, como crea conveniente; lo que no me impide pensar que el que apalea a su perro es un miserable, con el que no me gustaría tener tratos. No puede ser de otro modo. "Reconocer el derecho de autodeterminación de la gallina sería el principio del fin del orden espiritual y material del universo, la OTAN incluida." (M. Vázquez Montalbán).

Rondador Nocturno
[Publicado originalmente por el mismo autor en foro.electroduendes.net el 11 de julio de 2004]

3 comentarios

supra footwear -

Life find its wealth by the claims of the world, and its worth by the claims of love.

LumiBrightQueen -

Solo un hombre (me refiero al ser humano)puede pensar que los "Derecos" son genuinamente humanos. Como siempre nos creemos el centro del universo.

No estoy para nada de acuerdo contigo, si como tu dices en tu apologia el "Derecho es la actividad humana misma en el seno de las relaciones sociales". Parece ser que tu discurso pasa por alto a esos miles de animales que dia a dia, ayudan a los invidentes a mostrarles el camino, salvan las vidas de los desafortunados de un derrumbe o una explosión, salvan a sus dueños sin haber tenido jamás una preparación explícita para ello, ayudan a muchos enfermos a curar su depresión e incluso salvan a otros animales de una muerte segura. Por tanto sí mantienen relaciones sociales.

Si crees que lo hacen sin conciencia explicame entonces por que muchos de ellos lo hacen sin dicha preparación, en ocasiones ayudan más que algunos humanos a sus semejantes.

Para medir una sociedad fíjate en el trato que dan a sus mayores, sus animales y a sus prisioneros.

El líder -

Ya sabes que en esto no estoy de acuerdo contigo, jeje. Saludetes